… en Johannesburgo condicionará sin duda todos los resúmenes deportivos que del saliente año se hagan. En un país que ya había alcanzado cotas impensables hace poquísimos años como la Copa Davis, el Mundial de Fórmula Uno o incluso algún anillo de campeón de la NBA, que ya había sido campeón del Mundo en otras disciplinas como baloncesto o balonmano, solo faltaba por superar el atávico trauma con su primer deporte. Generación tras generación (estamos hablando del país de Luis Suárez, de Gento, de Amancio, de Butragueño o Guardiola) volvía cada cuatro (en el mejor de los casos) años a casa con el ánimo torcido, muchas veces en medio de ambientes muy enrarecidos, tropezando siempre con la quijotesca sensación de haber luchado contra molinos, ya fueran árbitros húngaros o egipcios, ya fueran rondas de penaltis o grandes cantadas, que se nos hacían gigantes. Austria 2008 supuso el punto de inflexión en esta triste relación de España con los campeonatos, mutando, al son marcado por dos de los grandes entrenadores de nuestra historia, pero sobre todo, por el éxito de los conceptos futbolísticos que están a haciendo a nivel de clubs del Barça la referencia en este punto de la historia, el victimismo histórico por la felicidad futbolística. Felicidad que tuvo como todos sabéis su máxima expresión aquella noche de julio y que ha empequeñecido otras conquistas con menor calado mediático pero también dignas de contarse aquí.
A nivel individual, y fuera del fútbol y de la pareja Xavi – Iniesta (Dolce & Gabbana, Victorio & Lucchino) han sucedido acontecimientos alrededor de los cuatro o cinco nombres que a todos nos vendrían a la cabeza: Gasol, Nadal, Lorenzo, Alonso y Contador, con mayores o menores dosis de fortuna. Empecemos por Pau, coronado nuevamente como Emperador del Mundo con su segundo anillo NBA. Su ausencia de una Selección que cayó en Turquía ante la latente amenaza serbia le ha llevado a empezar su cuarta temporada en Los Ángeles a un nivel espectacular. En casa, en Europa reinó el Barça merced al crecimiento de un Ricky que sin embargo se mostró más dubitativo en el verano turco, y de un superequipo al que sin embargo el Caja Laboral en su enésima reconversión con San Emeterio como heredero de los Bennett, Nocioni, Scola fue capaz de levantar la Liga.
Nadal volvió a ser Nadal todo el año, vengando su derrota en la arcilla de París ante su verdugo del pasado año, el sueco Soderling, un título que marcaba el inicio de un posible Grand Slam si finalmente consigue llevarse dentro de un mes su segundo abierto en Melbourne, camino salpicado por alguna actuación memorable, como el partido en semifinales de la Copa de Maestros ante el escoés Murray. Impensable para agoreros pronosticadores prematuros de su declive en épocas recientes. Nadal – Federer, queda guerra para rato.
Por otra parte, quedarse solo con el enorme pique Lorenzo – Rossi, con victoria para el mallorquín, sería teriblemente injusto para todo lo bueno que ha sucedido este año en los Mundiales de Motociclismo. Si bien es el primer triunfo de un piloto español en la categoría GP (Àlex Crivillé lo fue en 500 cc), ha habido muchas más grandes noticias, desde la madurez de un Pedrosa que, no olvidemos, ha sido el segundo clasificado, hasta la irrupción de un Marc Márquez al que algún día quizá veamos conquistando mundiales de superior cilindrada. Lorenzo, Márquez y Elías, como vencedores, y Fernando Alonso con la consideración del resto de compañeros (Vettel incluido) como mejor piloto del año son las caras de una moneda que este año ha sido de oro en el motor español. La cruz, lamentablemente, la puso el 5 de septiembre la trágica muerte del japonés Tomizawa.
Alberto Contador ganó (o no, su incidente con el filete de clembuterol aún no está resuelto) el Tour de Francia más aburrido de los últimos años (dudoso honor que supongo batirá la edición del año 2011), un Tour tan insulso que puestos ahora a recordar, solo deja aquella espinosa avería de la cadena del pequeño de los hermanos Schleck camino de Balès, pero que no niega la tremenda de superioridad de Contador y Andy (liga escocesa, ¿les suena?) sobre el resto de corredores. Apasionante fue sin embargo la lucha sin cuartel de David Arroyo ante Ivan Basso y Vincenzo Nibali por conquistar la maglia rossa. Precisamente fueron los dos italianos quienes se llevaron las rondas italianas y españolas. Después, claro, el eterno ruido en torno a este deporte.
Sí, el dopaje, la lacra que viene persiguiendo a cierta parte del deporte español desde hace algún tiempo, golpeó con una virulencia nunca vista en este país a su más insigne atleta, la palentina Marta Domínguez (insisto en mi entrada anterior, con todas las cautelas del mundo), envolviéndola en lo que se ha llamado Operación Galgo, trama vinculada con actividades siniestras, como tráfico de sustancias dopantes o blanqueo de capitales). Dejemos a la justicia actuar y analicemos, que es de lo que trata este blog, la temporada. Sin Juegos ni Mundiales el interés de estas temporadas lo tenemos en los Campeonatos Europeos de Barcelona, con el francés Lemaitre y el británico Mo Farah como grandes estrellas, la sensación de falta de un relevo más solvente a la generación de Reyes Estévez, Marta Domínguez, Chema Martínez (plata en Maraton) y la reconquista, eso sí, de la distancia reina del mediofondo, los 1.500 m por Arturo Casado y Nuria Fernández.
Todo esto, pero también la contrarreloj en las alturas entre Edurne y Pasabán y Oh Eun-Sun por ser la primera mujer del mundo en conquistar los catorce ochomiles, la presencia de Barça y Ciudad Real en la Final Four de Balonmano, ese martillo pilón llamado Pacquiao, o los recientes oros de Mireia Belmonte en los Mundiales de Dubai, nos deja el 2010. Y como se suele decir en estos casos, no están todos los que son, pero son todos los que están. O algo así.
Os esperamos muy pronto. Felices Fiestas.
Hoy no voy a poner enlace de ningún vídeo musical, pero os dejo con una recomendación por si queréis, de alguna forma, contraprogramar a la Navidad: Balada Triste de Trompeta, la última de Álex de la Iglesia. Carlos Areces, literalmente, se sale.