Con la perspectiva de la Final Four en Estambul a poco más de un mes vista, han empezado los cruces al mejor de cinco de cuartos en la Euroliga post-cierre patronal NBA. Pocos rescoldos quedan ahora de aquel eco que amenazó con sacudir los cimientos del basket europeo, pero sí los suficientes como para confirmar los augurios de entonces: el peligro este año viene de Moscú. Pese a la salida de un hombre clave los últimos años como Smodis, los moscovitas, eternos integrantes del cuadro final de honor, han conformado este año una de sus mejores plantillas de siempre, y eso es mucho decir en una escuadra de su abolengo, capaz de resistir su comparación con cualquier equipo a ambos lados del Atlántico. A saber: Teodosic, o lo que es lo mismo, puede que el mejor base no NBA del momento; dos estrellas NBA como Nenad Krstic y AK-47, más el bloque «ruso» (Siskauskas, Vorontsevich, Shved, Kaun, Khryapa o Kurbanov) y el fichaje de un jugador curtido en mil batallas europeas como D. Lavrinovic hacen del CSKA un equipo al que pocos en el mundo podrán mirar muy por encima del hombro. Sin duda a algo más que el efecto Miribilla deberán apelar el Bilbao para plantarle cara al CSKA.
Viendo a los ocho mejores de Europa, parece que el duelo Barça – Este de Europa (con permiso de Montepaschi) será el que marque el devenir de la competición. Ahora bien, si bien es cierto que el Barça debe estar entre los cuatro mejores, lo cierto es que hasta este momento de la temporada tampoco ha demostrado la autoridad que se le presuponía. En el primer partido de su serie sufrió mucho más de la cuenta en un partido que tenía controlado ante un Kazan con los únicos argumentos de Domercant y su gigantón pívot Jawai. ¿Realmente es mejor este FC Barcelona que el de pasados cursos?, ¿son Huertas o Wallace mejores opciones que Lakovic o Basile? Hasta ahora el Barça está viviendo de su defensa y del buen momento de un cada vez más ascendente Erazem Lorbek y un gran Boni Ndong, parece que Pete Mickeal está recuperando el nivel y luego está Navarro. Pero la dirección del juego y la aportación de algunos jugadores deberá crecer para poder aspirar a que Estambul una su nombre a Barcelona y París como ciudades donde el Barça ganó una Euroliga.
Siguiendo con la nómina de equipos del Este encontramos los nombres de los dos clubes atenienses y el del Maccabi. Sorprende en el caso heleno como la tremenda crisis del país no ha pasado apenas factura en la confección de los equipos. El PAO, vigente campeón, vive tiempos convulsos. Nada nuevo en el equipo de los hermanos Giannakopoulos. Los rumores de fin del ciclo Obradovic, uno de los matrimonios (PAO-Zeljko) más fructíferos de la historia reciente en Europa, sin embargo no han variado un ápice el talante competitivo del equipo griego por antonomasia (ritmo lento, presión increíble en la grada…), un equipo hecho de la misma pasta que este tipo de partidos. Bajo la dirección de Diamantidis (31 puntos de valoración en el primer partido de la serie), Calathes y Jasikevicius y las referencias de Mike Batiste en la pintura y Sato en el exterior, los atenienses serán un rival más feroz cuanto más cerca del final se encuentren.
Juegan los del Oaka contra el Maccabi (1-0) en la reedición de la final del año pasado. Los israelíes han perdido este año al eterno Derrick Sharp (retirado), a Jeremy Pargo y a Chuck Eidson, pero vuelven a ser una de las escuadras más fuertes de Europa. Para compensar tan ilustres bajas los macabeos ficharon en verano nada menos que a Jordan Farmar (ex Los Angeles – New Jersey), a Theo Papaloukas, Devin Smith… en un equipo en el que viejos conocidos ACB (Burstein, Eliyahu, Hendrix) siguen compartiendo galones con el gigantón Schortsianitis.
Finalmente, y como posible rival del Barça en la posible semifinal de Estambul, juegan Montepaschi y Olympiacos (único partido con ventaja visitante al final del primer round). Nuevamente, un inopinado talonario griego, capaz de sufragar nóminas como las de Spanoulis, Keselj o el sabio Ivkovic en el banco. Enfrente, otro de los clásicos de estas rondas, el Montepaschi Siena, que arrasó en su grupo en la fase previa con varios «top» en sus filas (David Andersen, K.Lavrinovic…) y con la aportación, en juego y en estadísticas personales, de uno de los jugadores más desequilibrantes del momento, ya lo pudimos comprobar en la pasada Eurocopa de naciones, el «macedonio» Bo McCaleb.
Nos vemos en Estambul.